El pasado 20 de marzo la profesora Adriana Silvia Armella se descompensó y sufrió un Accidente cerebrovascular (ACV) al finalizar una reunión con familias, donde había sido maltratada. Fue trasladada de urgencia a un hospital, pero durante la mañana del viernes 21 sufrió un paro cardíaco que terminó con su vida.
Tenía 56 años y se desempeñaba como Vicedirectora de la Escuela Normal «Juan Ignacio Gorriti» de San Salvador de Jujuy. Ella había trabajado durante muchos años en las Escuelas nro. 43 y 7 -entre otras escuelas- de la ciudad de Río Grande, y había decidido volver a su tierra natal hace unos años.
Las condiciones laborales, malos tratos, sobrecarga y disposiciones ministeriales contrarias a la realidad de las instituciones educativas se llevaron la vida de una colega.
Hoy la docencia a lo largo y a lo ancho de todo el país se encuentra de luto, su muerte es sin duda un fuerte golpe para todas las comunidades educativas. La acumulación de responsabilidades laborales y la falta de recursos pedagógicos adecuados generan un entorno laboral cada vez más desafiante y poco saludable.
«La muerte de nuestra compañera no es un drama aislado. Es el síntoma de una enfermedad que carcome la educación pública: la normalización del desgaste docente como si fuera un sacrificio obligatorio» expresó la docencia de la institución en una carta abierta con el corazón lleno de tristeza y dolor, donde afirmaron «honrar su memoria, convirtiendo su dolor en lucha».
Desde el Centro de Docentes de Enseñanza Media y Superior (CEDEMS) insistieron en que “la muerte de la docente es el costo humano del ajuste en la educación pública”. La soledad que se atraviesa en el sistema educativo es palpable y hay que ser conscientes y continuar visibilizando las situaciones que nos toca vivir a diario.
Desde el SUTEF acompañamos y nos solidarizamos con la docencia jujeña y con la familia de Adriana Armella.
SUTEF