En un contexto donde modelos individualistas de la educación emocional ganan terreno en las instituciones educativas, más de 500 docentes de Ushuaia, Tolhuin y Río Grande participaron en la capacitación «¿Alojar o gestionar las emociones? Diferencias entre la ESI y la educación emocional». El taller estuvo a cargo de Liliana Maltz, licenciada en Ciencias de la Educación y psicóloga social, especialista en gestión educativa y psicoanálisis.
Durante tres días, Maltz, con su vasta trayectoria como docente y formadora, guió un análisis profundo sobre cómo la educación emocional promovida por sectores neoliberales busca reemplazar el paradigma colectivo de la Educación Sexual Integral (ESI) por uno basado en el autocontrol individual. En ese sentido, señaló que existe un intento sistemático de desvirtuar la ESI, un esfuerzo que coincide con reformas educativas en varias provincias.
El debate reveló una preocupación compartida: bajo el disfraz de la «gestión emocional», se están introduciendo prácticas que patologizan las emociones de los estudiantes al ignorar los contextos sociales que las generan. Una docente participante lo ejemplificó así: «No es lo mismo ayudar a un adolescente a comprender su enojo en un sistema desigual que enseñarle técnicas de relajación para que se calle».
Frente a este escenario, el sindicato reafirmó su compromiso con la ESI como una herramienta para construir una educación verdaderamente emancipadora. «La ESI incomoda porque cuestiona privilegios y visibiliza desigualdades, pero esa incomodidad es necesaria para transformar realidades», destacaron desde el gremio.
Con estas jornadas, SUTEF reafirma a la ESI como una herramienta fundamental para garantizar derechos y construir una sociedad más justa e igualitaria, especialmente en un contexto donde las políticas vulneran derechos esenciales.