Desde el SUTEF lamentamos el fallecimiento del Profesor Walther Din -quien era docente en la Escuela 4-020 «Ing. Gabriel del Mazo» de Godoy Cruz de Mendoza, entre otras- y nos sumamos al duelo. Abrazamos a las compañeras y los compañeros del Sindicato Unido de Trabajadores de la Educación de Mendoza y a toda la docencia en este momento de dolor.
Repudiamos a quienes hacen oídos sordos frente a los reclamos de las y los trabajadores de la educación que instamos a que se suspendan de forma temporal las clases presenciales, retomando la virtualidad ante la suba exponencial de contagios de COVID-19. Repudiamos también la decisión del Gobierno de Mendoza que ordenó que las y los docentes de grupos de riesgo que ya estén vacunados vuelvan al trabajo presencial, mostrando total desprecio por la vida.
Para las y los trabajadores de la educación: la preservación de la vida es lo más importante.
Lamentamos con mucho dolor y angustia el fallecimiento por COVID desde que iniciaron las clases presenciales en el país de Adrián Atay, Amalia Saiquita, Betty Greach, Carmen Velardes Blanco, Clara Mendoza, Cynthia Vallejo, Dora Sosa, Elvio Solohaga, Federico Aníbal Loza, Gerardo Ibáñez, Germán Gómez, Hugo Reyna, José Vicente Cari, Jorge Langone, Juan Carlos Ramírez, Juan Gonza, Marcela Gatti, Marcos Guiaz, María Angélica Leaño, María Marras, Mónica Argüello, Natalia Pereyra, Néstor Benítez, Nicolás Amarilla, Laura Isabel Cañari, Lucía Torres, Ramón Apaza, Román Llama, Rossana Noemí Romero, Sebastián Villagrán, Patricia Micieli, Pedro Celestino Cárdenes y Walther Din.
Hacemos responsable al Estado por no garantizar las condiciones para la presencialidad cuidada, exponiendo a toda la comunidad educativa.
Reproducimos el comunicado del SUTE
Hoy perdimos a uno de los nuestros: el gobierno es responsable
Desde el comienzo de las clases presenciales denunciamos que las escuelas no son espacios seguros y hoy lo vemos a través de la peor expresión de esta pandemia: ha fallecido un querido profesor de varias escuelas de Mendoza: Walther Din.
Se contagió, como tantos otros, haciendo lo que hacemos miles de trabajadores de la educación día a día: yendo a sostener el sistema educativo, poniendo de nuestro bolsillo para un barbijo o usando un transporte público saturado y sin estar vacunados. Lo hacemos mientras el sistema de salud colapsa, casi al borde de su ocupación total. Y lo hacemos mientras le exigimos al gobierno que dé respuestas que no sean seguir exponiéndonos y su única respuesta es la negativa a escuchar. Mantener las escuelas abiertas es una política criminal!
¡No podemos soportar más está situación, no queremos lamentar la muerte de otro compañero o compañera!
Hoy perdimos un compañero más. ¿Cuántas vidas más innecesariamente tienen que perderse para que el gobierno reaccione? Debe suspender ya las clases presenciales mientras garantiza la virtualidad, pero dejar las escuelas abiertas en esta situación no es más que condenar a miles de trabajadores/as al contagio y a la posibilidad de no encontrar siquiera una cama en un hospital.
Exigimos respuestas y hacemos responsable al gobierno de la pérdida de estas vidas, de los contagios ocurridos y de los daños futuros a trabajadores/as de la educación, estudiantes y comunidad educativa.