El 1 de mayo es una fecha tan importante para toda la clase obrera, que el conjunto de las clases dominantes se encargaron y encargan de vaciarla de contenido y de transformarla en un «feriado» más.
Cuando pensaba en que escribir, sin caer en los lugares comunes, en la efeméride, pensé en quedarme con las pequeñas historias cotidianas que nos unen y nos hacen dignos hijos e hijas de la clase obrera.
Pensaba en la tremenda solidaridad, en que nuestras compañeras y compañeros cotidianamente abrazan en sus aulas a los hijos e hijas de los que menos tienen, en como defendemos la Educación Pública en su más amplio sentido, con la necesidad transformadora desde lo pedagógico, en la necesidad impostergable de inversión en la infraestructura, en no resignarnos en nuestras luchas por salarios dignos, en más y mejor Educación Pública, Gratuita, Laica, Popular y Científica, con profunda redes de inclusión.
Pensé en tantas luchas, tantas caídas y habernos levantado una y otra vez, pensé y me sentí orgulloso de ser contemporáneo de tantas compañeras y compañeros con tanta dignidad, que hoy puedo decir sin dudarlo que si bien la realidad es muy dura y muy difícil, que la pandemia nos dejó un mundo con muchas más desigualdad, también nos deja grandes desafíos que estoy convencido de que colectivamente los sortearemos con éxito.
Sé que lo cotidiano está difícil, se hace duro el día a día, lo de tanto, como sé también que somos sembradores de esperanzas, de ilusión, de igualdad y solidaridad.
Por eso, con la entusiasta convicción que más temprano que tarde vamos a recuperar derechos, vamos a cosechar una sociedad más justa, con esa convicción les pido que no dejemos de luchar, que sigamos caminando hacia las utopías soñadas colectivamente y que nos abracemos bien fuerte y gritemos:
¡Viva la Clase obrera!¡Viva la Docencia Fueguina!
Horacio Catena
Secretario General del SUTEF / CTA-A Tierra del Fuego AIAS