¡Vivas nos queremos!
Este año nos volvemos a encontrar en este nuevo Paro Internacional Feminista 8M-9M: una cita trasnacional, plurinacional, intergeneracional y transversal que desde hace tres años viene acumulando fuerza y revolucionando el mundo entero.
Porque no vamos a normalizar los números de los femicidios ni de los travesticidios. Porque cuando nos matan por ser mujeres, trans, travestis, lesbianas o maricas están queriendo aterrorizar y eliminar modos de vida que se arriesgan a inventarse en medio de la precariedad, que se juegan contra la pobreza y las violencias, que defienden los territorios del despojo del capital, que resisten la criminalización de las protestas.
Decimos que vivas nos queremos y nos hacemos parte del grito en las calles sublevadas de Chile: ¡Hasta que valga la pena vivir! Una vida que nutre nuestras autonomías, nuestros deseos colectivos y no una sobrevivencia que nos angustia, que nos paraliza, que nos quiere encerradas en las casas y trabajando infinitas horas por día gratis o por sueldos miserables, haciendo malabares para nuestra reproducción cotidiana.
La vida que queremos es la que se pone en alerta frente a los extractivismos y que se extiende en cuerpos-territorios que nos nutren: la que protege el agua contra el envenenamiento en Mendoza y en Chubut, la que confronta las mineras en San Juan y Catamarca. La vida que queremos no es una sobrevivencia biológica, es un deseo de dignidad.
¡Libres nos queremos!
Nosotras y nosotres paramos por nuestro derecho a decidir por nuestros cuerpos. Paramos porque queremos que los cuidados no sean nuestra obligación y nuestro mandato sino un derecho de todes, para todes.
Queremos ser libres y no valientes a la hora de decidir sobre nuestras vidas y nuestros cuerpos, a la hora de defender nuestros cuerpos-territorios de los despojos y de las violencias sexuales e institucionales.
Exigimos que no haya ni una presa por luchar, ni una presa por autodefensa, ni una presa por migrar buscando una vida mejor. Estamos hartxs de la amenaza constante de la Justicia Patriarcal sobre nuestros cuerpos, vínculos y decisiones.
Paramos contra la crueldad en las cárceles, y contra toda forma de encierro y cercamiento. Paramos por la libertad de nuestras compañeras detenidas en la represión en Chile, en Bolivia, Colombia, Ecuador, Brasil, y Haití. Paramos por la efectiva implementación de la ESI porque amplía nuestras libertades y expande nuestros deseos y derechos a vivir y a ser quienes queremos ser.
¡Desendeudadas nos queremos!
Nosotras y nosotres paramos porque no aceptamos que vivir produzca deuda ni aceptamos vivir para pagar deudas. Porque no nos resignamos a la explotación de nuestras vidas por las tasas de interés usureras de los bancos y de todos los sistemas que se benefician de que sólo podamos llegar a fin de mes cada vez más endeudades.
Paramos contra la forma en que nuestros ingresos -sobre todo las jubilaciones y los distintos subsidios- se han convertido en un botín para los préstamos caros y el refinanciamiento permanente de deuda con más deuda.
Paramos porque sabemos que no hay deuda pública y externa que no se traduzca en deuda doméstica y en ajuste para todes. Paramos porque sabemos que las violencias económicas son el engranaje imprescindible de las violencias machistas. Paramos porque la vivienda es un derecho y no una deuda. Paramos porque reclamamos políticas de desendeudamiento, porque sin desobediencia financiera no hay soberanía.