El 11 de abril de 1995, más de cien obreros y obreras de la fábrica electrónica Continental Fueguina se encontraban realizando una permanencia dentro de la planta fabril para evitar el vaciamiento, exigir el pago de salarios adeudados e indemnizaciones tras el cierre de la empresa.
Aquel día la policía de la provincia desalojó violentamente la fábrica, continuando la represión a cientos de trabajadoras y trabajadores de otras fábricas que se encontraban solidarizándose. Esa misma noche, se desató una nueva represión en las inmediaciones de la Casa de Gobierno a la protesta originada luego de la transmisión televisiva del gobernador Estabillo junto al vicegobernador Castro.
Al día siguiente, el 12 de abril, se desarrollaba un paro general provincial por la represión del día anterior, miles de trabajadoras y trabajadores reclamaban en las calles de Ushuaia exigiendo la libertad de las personas detenidas.
Frente a la Jefatura de la Policía de Tierra del Fuego AeIAS se desató otra violenta represión donde fueron heridas más de 60 personas, a la tarde era asesinado Víctor Choque, herido de muerte por una bala de plomo disparada desde el arma reglamentaria del policía Félix Polo.
Víctor fue el primer muerto durante protesta social desde el regreso a la democracia a nuestro país. Prosiguió una seguidilla de muertos en contexto de protestas sociales contras las políticas económicas de Menem, De la Rúa y Duhalde.
Aquel 12 de abril la represión fue feroz, era urgente desarticular a las trabajadoras y trabajadores que se habían organizado para resistir las políticas neoliberales que hambrearon y continúan hambreando al pueblo argentino.
Por esa época gobernaba en nuestro país el presidente Carlos Menem, quien impulso un modelo de desregulación de la economía, con políticas que favorecieron la apertura indiscriminada de las importaciones; la privatización de empresas nacionales de comunicación, de energía, de explotación minera y de transporte, entre otras. El gobierno nacional entregaba o malvendía recursos estratégicos, económicos y comunicacionales de los que disponía, al mismo tiempo que transfería el sistema educativo desfinanciándolo y el sistema de salud. Como consecuencia de estas políticas neoliberales nuestro país se vio fuertemente afectado por niveles de desocupación por encima del 25% con un crecimiento exponencial de la pobreza y la indigencia lo que elevó el nivel de conflictividad social en reclamo por condiciones dignas de vida y trabajo. El gobierno nacional y el gobierno provincial en particular no dudaron en desplegar todo el aparato represivo sobre las y los trabajadores que ganaban las calles en defensa de las cada vez más escasas fuentes de trabajo
Hace décadas que resistimos las mismas políticas que provocan la pérdida de derechos laborales en nombre de la competitividad que exigen los mercados, la entrega de nuestros recursos minerales y naturales a empresas privadas con el justificativo de ser las únicas que garantizan niveles suficientes de ganancia, el desprestigio y desfinanciamiento de la educación pública, laica, gratuita y obligatoria, como así también el vaciamiento en la salud pública para convertir en un negocio lo que debe ser un derecho humano básico.
La pelea de la clase trabajadora por su supervivencia y lucha surge en todas sus formas hasta la actualidad, por no perder derechos y por lograr nuevas conquistas. Rescatemos en la memoria colectiva los nombres propios de quienes saquearon, endeudaron, malvendieron y entregaron los recursos que le pertenecen al pueblo argentino, observar como muchos de esos nombres se repiten, o como esas viejas recetas económicas intentan reinstalarse como si fueran la solución a alguno de los problemas de las y los trabajadores.
Fue, es y será la clase trabajadora la responsable de tensionar a la dirigencia política en favor de recuperar la soberanía popular sobre el territorio, los recursos minerales, naturales y humanos que posee nuestro país, pero que desgraciadamente los sectores concentrados de la economía junto a los sectores políticos vinculados al neoliberalismo económico se han encargado de mal vender o directamente entregar a empresas extranjeras que se ocupan de explotar y saquear.
El obrero Víctor Choque se inscribe, a sangre y fuego, en ese proceso. De ahí el recordatorio necesario de su figura y repudiable destino.
Víctor Choque ¡Presente!
SUTEF ¡La educación pública y popular construye Memoria, Verdad y Justicia!