¡Viva la Clase obrera!¡Viva la Docencia Fueguina!

Este 1.º de mayo queremos hacer llegar nuestro fraternal saludo a cada trabajadora y trabajador de la provincia, del país y del mundo.

Es un momento muy difícil para las trabajadoras y trabajadores, golpeadas/os por la alta inflación y la precarización vivimos incertidumbre ante la situación económica nacional e internacional que impacta directamente en nuestras condiciones de vida.

Las clases dominantes avanzan generando condiciones de desestabilización, mientras el pueblo sufre la falta de medidas y políticas públicas, por parte del Estado, que atiendan las necesidades populares de manera urgente. Esto es acompasado por la proliferación de expresiones fascistas y de odio; una ofensiva antisindical para avanzar sobre los derechos laborales; propuestas de ajuste y achicamiento del Estado.

Tenemos grandes desafíos que debemos abordar colectivamente sin perder de vista la solidaridad, la organización y la construcción de unidad para defender lo conquistado y para avanzar en los derechos que aún restan conquistar.

Somos las trabajadoras y trabajadores quienes resistimos y enfrentamos la dictadura cívica, eclesiástica y militar; las políticas neoliberales; las privatizaciones de empresas estatales; la desindustrialización; la precarización y tercerización laboral. Somos quienes estuvimos en la primera línea luchando contra el ajuste del Macrismo y el Bertonismo, generando las condiciones provinciales, nacionales y regionales para golpear duro a las derechas.

Diariamente, luchamos por transformar el sistema educativo, ponemos en agenda la necesidad de inversión del Estado en salarios e infraestructura y defendemos la Educación Pública, Popular, Gratuita, Inclusiva, Laica, Científica y de Calidad. Educamos, construimos y luchamos colectivamente por una sociedad más justa, igualitaria y por la ampliación de derechos.

Hemos recorrido un largo camino de luchas, nos caímos y nos levantamos una y otra vez, retrocedimos y avanzamos, pero siempre con la misma convicción de defender a nuestra clase. Es necesario que cada una de las organizaciones tengamos unidad, criterio de unidad, porque aún faltan conquistar derechos esenciales de las trabajadoras y trabajadores de la educación, estatales y en general. Sigamos transitando colectivamente y en unidad la recuperación y conquista de derechos.

Conmemoramos nuestro día y renovemos nuestro compromiso de lucha, teniendo presente a los mártires de Chicago y la lucha obrera por la jornada laboral de 8 horas y a tantas compañeras y compañeros que fueron asesinados, perseguidos y judicializados por luchar colectivamente para conquistar derechos.

¡Viva el primero de mayo!
¡Viva la Clase obrera!
¡Viva la Docencia Fueguina!

1 de mayo: día internacional de las trabajadoras y trabajadores

En 1889, la Segunda Internacional decidió instituir el Primero de Mayo como día internacional de las trabajadoras y trabajadores en conmemoración de la sangrienta represión que sufrieron los trabajadores de la fábrica McCormick (Chicago, Estados Unidos) entre abril y mayo de 1886. La decisión fue tomada en razón de poder continuar con el camino marcado por los obreros y obreras de la ciudad de Chicago que en abril de 1886 comenzaron una huelga para lograr establecer una jornada laboral de ocho horas diarias y de 48 horas semanales.

Tales acontecimientos se tornaron rápidamente trágicos, y como ocurre hasta nuestros días, la represión en su forma brutal castigó a quienes se manifestaban y realizaban medidas de fuerza.

Declarada la huelga en un contexto donde las jornadas laborales podían extenderse hasta 18 horas, los obreros y obreras lograron paralizar las fábricas de Chicago, a excepción de una de ellas que con la ayuda de la policía hacía ingresar a la fábrica obreros rompehuelgas, situación que generó gran indignación y que movilizó a las puertas de la fábrica a gran cantidad de personas. La policía reprimió a tiros a quienes se manifestaban en las puertas de la fábrica McCormick, dejando como saldo varios trabajadores asesinados y numerosos heridos de bala. Esta acción se repitió durante varios días, hasta que el 4 de mayo explotó un artefacto que se cobró la vida de un policía.

Fueron acusados por esta explosión ocho trabajadores (los mártires de Chicago), identificados como dirigentes de los huelguistas. Fueron detenidos y sometidos a un juicio vergonzoso que condenó a siete de ellos a muerte y uno a 15 años de cárcel.

Actualmente, vivimos en un contexto en el que el salario mínimo vital y móvil apenas alcanza a cubrir la canasta de indigencia, y vale la pena aclarar que a ese salario no acceden todas las trabajadoras y trabajadores porque quienes poseen un empleo no registrado ni siquiera tienen ese piso garantizado.

Este 1 de mayo debe ser un día de lucha en unidad, para tomar conciencia de la dura realidad que nos toca atravesar como trabajadoras y trabajadores en un momento en que el derecho laboral es abordado por los medios de comunicación, el empresariado y los sectores de la política serviles a estos como una amenaza al desarrollo económico del país en lugar de entenderlo como un camino hacia el crecimiento y bienestar del pueblo. Vivimos una época marcada por la precarización y la tercerización del trabajo, con la pérdida de derechos tan elementales como la estabilidad, la indemnización, licencias por enfermedad o vacaciones pagas a partir de la contratación de trabajadores como monotributistas independientes.

La historia del movimiento obrero ha tenido avances y retrocesos dispares en cada lugar del mundo y en cada período histórico, pero éste que nos toca atravesar en la actualidad presenta desafíos nuevos y complejos. El avance de los movimientos de derecha, y un discurso cada vez más radicalizado, junto con el rol determinante de los medios de comunicación y las redes sociales, nos quieren llevar a la fragmentación y la autoexploración como clase obrera, la concentración de la riqueza en niveles absolutamente inmorales arrastra a la pobreza y la indigencia a trabajadoras/ess que soportan jornadas laborales interminables.

En el día de las trabajadoras y trabajadores queremos reflexionar, desde un enfoque de género, sobre la situación laboral de las mujeres. En Argentina, las cifras indican que en referencia al trabajo doméstico no remunerado, las mujeres representan el 76% frente al 24% de los hombres. Estos números se traducen en una doble jornada laboral para la mayoría de las mujeres trabajadoras, y, por lo tanto, menos horas para estudiar, capacitarse o simplemente disfrutar de su tiempo libre. Hoy mujeres y diversidades continúan a cargo del cuidado de niñeces y adultas/oss mayores, reduciendo sus oportunidades laborales y de formación.

Para poder reorganizar las redes de trabajo doméstico y de cuidado, y promover una distribución igualitaria, se necesitan políticas públicas que ofrezcan a la población sistemas de cuidado gratuitos como los jardines materno paternales en los lugares de trabajo y la extensión e igualación de licencias para hombres y mujeres. 

El sistema económico en el que estamos inmersas/os se sostiene gracias a las tareas domésticas y de cuidado que llevan adelante cotidianamente mujeres y personas pertenecientes a la comunidad LGBTIQ+. 

Visibilizar esta situación y reivindicar la ESI como herramienta es nuestra responsabilidad para ayudar a modificar las desigualdades en el ámbito laboral y familiar, y terminar con la repetición de estereotipos.

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