¡Alto a la represión contra la movilización pacífica del pueblo colombiano!

A LA COMUNIDAD INTERNACIONAL,
A LAS ORGANIZACIONES SOCIALES, COMUNITARIAS, SINDICALES,
POLÍTICAS Y DE DERECHOS HUMANOS.

¡ALTO A LA REPRESIÓN CONTRA LA MOVILIZACIÓN PACÍFICA DEL PUEBLO COLOMBIANO!

Las organizaciones sindicales, sociales, pedagógicas, de investigadores, abajo firmantes rechazamos de manera contundente la agresión del gobierno de Iván Duque y sus instituciones policiales contra la protesta pacífica de los ciudadanos colombianos.

Los jóvenes, estudiantes, los sectores populares, trabajadores, profesores, organizaciones indígenas, se manifiestan pacíficamente desde el día 28 de abril en las calles, no es una reacción espontánea ante el golpe tributario implementado por el gobierno de Iván Duque, es el hartazgo acumulado por décadas de violencia, impunidad y políticas públicas que preservan los privilegios de la elite político empresarial y que ha causado un dramático incremento del desempleo, la pobreza, la miseria y el hambre del pueblo colombiano.

Es la expresión de un portentoso movimiento, como continuidad de la huelga general generado entre noviembre de 2019 y febrero de 2020, convocada por sindicatos, indígenas y otros sectores para denunciar las mismas causas generales, actuales y vigentes y que ahora cobran una urgencia mayor.

Históricamente la violencia e impunidad oficial tiene entre sus víctimas a jóvenes, estudiantes, líderes sociales y el pueblo, cuya existencia y soporte solo es entendible bajo la protección de un manto superior. Fueron asesinados 904 líderes sociales entre el primero de enero de 2016 y el 31 de diciembre de 2020, solamente en el último año 310 perdieron la vida.

La movilización es expresión del cúmulo de descontentos, de esperanzas y expectativas destruidas. La cruda barbarie como comportamiento histórico de las elites refleja la indolencia frente a la vida y las condiciones de pobreza.

La respuesta de Iván Duque desde la subordinación a la elite político empresarial colombiana es precarizar el estado de derecho, estigmatizar la protesta, apología y ejercicio de la violencia gubernamental, que se concretiza en la militarización inmediata de las calles, decretos de estados de excepción, toques de queda y la brutal represión desencadenada por el Escuadrón Móvil Anti Disturbios (ESMAD). Duque ha sacado los tanques y vehículos blindados a las calles, desde los helicópteros se ataca a los manifestantes. Miembros de la Policía, de manera deliberada y premeditada, han disparado contra los manifestantes desde gases lacrimógenos, bolas de goma y balas letales. Hay decenas de muertos, cientos de heridos y golpeados, cantidad indeterminada de detenciones arbitrarias, torturas y violencia sexual, la respuesta oficial se ha convertido en una ola de terror.

Para el pueblo, en este momento, las imposiciones y violencia de Iván Duque son una amenaza mayor a la pandemia. Si la indignación ante las reformas impopulares es gigantesca, la rabia ante la represión y la violencia oficial es incontenible, impetuosa es la muestra de vigor y protagonismo de la juventud y los estudiantes. Ante ello las marchas se han incrementado en número y dimensión.

El gobierno colombiano ha justificado la violencia porque es legal y constitucional agredir al pueblo, recordemos que en Sudáfrica el apartheid era legal, en la Alemania nazi el holocausto era legal, en el colonialismo la esclavitud era legal, la legalidad es una cuestión de poder, no de justicia.

Preocupante que organismos como la ONU muestren silencios cómplices y la OEA muestre su alianza a las elites y avale los procederes del gobierno colombiano.

Lo que el pueblo está demostrando en las jornadas de movilización pacífica es el rechazo a la destrucción de la esperanza, a la erosión constante de las posibilidades de vivir en paz y en conciliación.

Es claro que la crisis en Colombia no podrá ser resuelta con injustas reformas como: la tributaria, de salud, pensional y laboral.

Colombia tiene sueños de paz y esperanza, que tienen su soporte bajo una cambio estructural y profundo. El pueblo colombiano se muestra en este momento histórico porque desea cambiar su futuro y la vida de las mayorías.

¡Hacemos un imperativo y urgente llamado a la comunidad internacional, a las organizaciones comunitarias, sindicales, sociales, políticas y de derechos humanos de todo el mundo, a denunciar los actos de violencia y de agresión al pueblo colombiano, a detener de manera inmediata la violencia gubernamental, castigo a los culpables intelectuales y materiales de asesinato y represión, a exigir que se atiendan las justas demandas del pueblo colombiano!

Red de Investigadores y Organizaciones Sociales de América Latina (RIOSAL); Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación en Lucha (CEND SNTE en Lucha-México); Asociación de Institutores y Trabajadores de la Educación del Cauca (ASOINCA- Colombia); Sindicato de Trabajadores de la Educación de Tierra del Fuego (SUTEF-Argentina); Organización Social: Izquierda Latinoamericana (Argentina); Central de Trabajadores de la Argentina-Secretaría de Educación (CTA-A-Argentina); Central de Trabajadores de la Argentina, Secretaría de Cultura (CTA-A, Secretaria de Cultura); Movimiento Pedagógico de Liberación, MPL (RIOSAL-Misiones, Argentina); Escuela Nacional Fals Borda (Colombia).

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