Desde hace 19 años que la Organización Internacional del Trabajo instituyó el 12 de junio como el Día Mundial contra el Trabajo Infantil, con la intención de poner en relieve la gravísima situación que atraviesan millones de niñeces y juventudes en el mundo. En nuestro país las niñas, niños y adolescentes están protegidos mediante la Ley de Contrato de Trabajo (Artículos 187 a 195) y la Ley Nacional N.° 26.390 de «Prohibición del trabajo infantil y la protección del trabajo adolescente».
La Organización Internacional para el Trabajo y la UNICEF publicaron recientemente un informe donde se señala que al menos 8,2 millones de menores, con edades entre los 5 y los 17 años, se encuentran trabajando en América Latina y el Caribe.
En la Argentina el trabajo infantil afecta a 1 de cada 10 niñxs de entre 5 y 15 años y, 3 de cada 10 adolescentes de entre 16 y 17 años, según los datos más recientes de la Encuesta de Actividades de Niños, Niñas y Adolescentes. Es decir: un 16 % de niñeces y juventudes realizan tareas orientadas al mercado. Y 1 de cada 2 comenzó a hacerlo durante el período de aislamiento social, preventivo y obligatorio por la pandemia de Covid-19.
El trabajo infantil constituye una de las más graves violaciones a los derechos humanos: priva a las infancias de su niñez, su potencial y su dignidad, y es perjudicial para su desarrollo físico, psicológico y social. El trabajo infantil significa la ausencia total de derecho a la educación, a hacer deporte, a jugar y disfrutar de un ambiente sano.
En el actual contexto de crisis sanitaria por la pandemia de Covid-19 y económica las infancias se ven afectadas y el Estado debe garantizar sus derechos.
¡Protejamos a las niñeces y juventudes contra el trabajo infantil!
¡Ahora más que nunca!