El 22 de agosto de 1972 durante la dictadura del Teniente General Alejandro Lanusse, 16 jóvenes fueron fusilados/as en la Base Almirante Zar de la Armada Argentina, ubicada en Trelew.
Nuestro país venía atravesando un período de alta conflictividad en el cual las cámaras empresarias junto con la sociedad rural y sectores concentrados de la economía venían condicionando fuertemente la vida institucional, social y económica del pueblo argentino. La proscripción del peronismo, la elección del presidente Illia y su posterior derrocamiento a manos de las Fuerzas Armadas a través de un proceso autodenominado “revolución argentina”, fueron el caldo de cultivo para que numerosos jóvenes de distintos espacios sociales y políticos se sumaran a la militancia como forma de construcción política.
En ese contexto, 25 miembros de FAR, Montoneros y PRT-ERP que estaban detenidos/as, organizaron la fuga el 15 de agosto de 1972 del penal de máxima seguridad de Rawson, luego de elaborar un plan de escape del mismo, que queda trunco debido a fallas en la coordinación con el apoyo externo que no llega a destino.
Solo 6 lograron llegar al Viejo Aeropuerto de Trelew y tomar el vuelo hacia Chile. Los 19 restantes no lograron llegar a abordar el avión y deciden tomar del aeropuerto. Después de una larga negociación en la que solicitaron garantías públicas por sus vidas en presencia de periodistas y autoridades judiciales y que los retornaran al penal y que se garantizara su seguridad, entregándose a las autoridades militares el 16 de agosto. Son llevados a la Base Aeronaval Almirante Zar, donde son torturados hasta el 22 de agosto.
Esa misma madrugada, a las 3:30 de la mañana, los sacan de sus calabozos, y los hacen formar en doble fila, instantes después se abre fuego sobre ellos.
Carlos Astudillo, Rubén Pedro Bonnet, Eduardo Capello, Mario Emilio Delfino, Alfredo Kohon, Susana Lesgart, José Ricardo Mena, Clarisa Lea Place, Miguel Ángel Polti, Mariano Pujadas, Carlos Alberto del Rey, María Angélica Sabelli, Humberto Suárez, Humberto Toschi, Alejandro Ulla y Ana María Villarreal de Santucho fueron fusilados.
María Antonia Berger, Alberto Camps y Ricardo Haidar lograron sobrevivir, pero luego del golpe de estado cívico, eclesiástico y militar, fueron secuestrados y aún continúan desaparecidos.
La masacre de Trelew fue repudiada por todo el pueblo, siendo este un antecedente directo de la dictadura genocida de 1976, la antesala de la utilización de las fuerzas represivas para implantar el Terrorismo de Estado para secuestrar, asesinar y desaparecer a estudiantes, trabajadoras/es, militantes políticos y sociales.
A 51 años de la masacre de Trelew seguimos luchando contra la impunidad de ayer y de hoy. La Memoria es parte de un pueblo que no olvida, no perdona y no se reconcilia con los genocidas.
Secretaría de Derechos Humanos
SUTEF